“La dura realidad que nos impone la pandemia de coronavirus es innegable, y la palpamos día a día en todos los ámbitos.
Pero es una situación que lleva quince meses y con la cual, siendo optimistas, deberemos convivir por lo menos cuatro meses más.
Y hay qué decidir cuánto antes cómo seguir durante ese “mientras tanto”.
Es cierto que hay actividades (las reuniones sociales y las fiestas) que generan muchos contagios.
Pero es igual de cierto que otras (las productivas) no lo hacen, si siguen los correspondientes cuidados y protocolos, como se vienen cumpliendo.
Sin embargo, una y otra vez nos vemos ante la situación de que, por fallas de planificación y/o descoordinación en la ejecución de las políticas sanitarias, se decide cortar de cuajo con las actividades económicas, como ocurre con la construcción.
Consideramos que cerrar las obras no puede ser la única solución.
La respuesta debería ser permitir que se trabaje dentro de pautas lógicas, como las que ya estaban presentes en los protocolos de nuestra actividad.
También otras que podrían agregarse para hacer aún más seguro el trabajo de todos.
En lugar de continuar en la senda de prohibir actividades, deberíamos enfocarnos en desarrollar reglas claras (y, sobre todo, estables) que permitan continuar con todo aquel trabajo que permita sostener la actividad económica de la Argentina.
Está claro que el sistema productivo en su conjunto necesita esa previsibilidad para poder seguir aportando a la economía nacional”.