El debate sobre la deuda, un interminable dolor de cabeza para la economía argentina, se coló en la campaña electoral y el ministro Martín Guzmán busca instalarlo aún más, para diferenciarse de la gestión de Mauricio Macri.
Guzmán acusó al gobierno de Cambiemos de haber aumentado la deuda en USD 100.000 millones entre 2015 y 2019.
“Uno de los problemas más tóxicos para los países es meterse en situaciones de endeudamiento insostenible”, viene sosteniendo el jefe del Palacio de Hacienda.
La polémica escaló luego de que candidatos de la oposición, con María Eugenia Vidal a la cabeza, acusaron a Alberto Fernández de haber tomado más deuda que Macri durante el tiempo que lleva de gestión.
Guzmán salió a responder: “Nosotros no tomamos deuda en dólares”.
La cuestión es clave para la estrategia de políticas “sostenibles” que viene desarrollando el ministro, cuando habla de lograr una economía “tranquila”.
Durante el gobierno de Macri aumentó la deuda pública del Estado en moneda extranjera, y durante lo que va de la administración Fernández subieron las obligaciones en pesos, en especial la ajustada por inflación, según surge de las cifras oficiales.
La deuda pública que dejó el gobierno de Cristina Kirchner a fines de 2015 era equivalente en moneda extranjera a USD 240.665 millones: el 30,7% en moneda nacional y 69,3% en dólares.
Con Macri, a fines de 2019, pasó al equivalente de USD 323.065 millones: 22,2% en pesos y el 77,8% en dólares. Durante el gobierno de Cambiemos la deuda subió en USD 82.400 millones.
La gestión Fernández.
A julio de este año, la deuda pública nacional suma USD 343.894 millones: el 74% en moneda extranjera y el 26% en pesos.
De esos datos oficiales surge que la deuda total aumentó por el equivalente a USD 20.829 millones, pero el detalle -y es lo que destaca Guzmán- es que todo el incremento se produjo en pesos, en especial ajustados por CER o tipo de cambio.
La deuda regularizada en pesos pasó del equivalente a USD 71.581 millones a USD 89.192 millones.
En moneda extranjera, subió de USD 248.905 millones a USD 252.090 millones.
La administración de Cristina Kirchner dejó en 2015 una deuda externa en dólares equivalente al 29% del total.
Macri la subió al 49% (fin de 2019) -20 puntos porcentuales más- y en la actualidad, estiman expertos, se encuentra en el 45%.
Para muchos analistas, el mayor riesgo de endeudarse en una moneda que no recauda el Estado es el acelerado aumento durante las crisis cambiarias, que dificulta también la renovación a tasas de interés moderadas.
Si bien Guzmán pondera el hecho de haber tomado deuda en moneda local, analistas también advierten que el ajuste por tipo de cambio o por inflación puede tener efectos importantes en la capacidad de pago del Gobierno en períodos de aceleración inflacionaria.
Ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda, Guzmán advirtió que el endeudamiento con el FMI es un “enorme problema” para la Argentina.
Y dejó una promesa, al señalar que “esos 100.000 millones de dólares (que tomó el macrismo) no fueron aprobados por el Congreso, lo que queremos es que eso nunca más vuelva a ocurrir en la Argentina”.
La plata del FMI.
En el marco de los fuertes cruces por la campaña, Guzmán viene acusando a Macri de haber malgastado el dinero girado por el FMI.
¿Qué sostiene el ministro de Economía? Que los USD 44.154 millones desembolsados por el organismo volaron como fuga de capitales.
La estimación que hace es que unos USD 21.000 millones fueron utilizados para pagar deuda insostenible y unos USD 24.000 millones financiaron la formación de activos externos.
“De ese dinero no quedó nada en la economía real”, viene repitiendo el jefe del Palacio de Hacienda en su recorrida por distintas provincias..
Negociaciones con el Fondo.
Ante rumores que circularon en los mercados, Alberto Fernández salió a aclarar que no está cerrado el acuerdo con el Fondo Monetario.
Dijo que acordará con el organismo cuando a la Argentina le convenga, y precisó las dos claves de la discusión: la tasa de interés y el plazo.
El Presidente volvió a lanzar un reproche contra el FMI, cuando lo acusó de prestar “semejante suma de dinero a un país que estaba sobre endeudado y en default, que era lo que Macri llamaba reperfilamiento”.
Con ese argumento, la Argentina buscará que el organismo reduzca la fuerte tasa de interés que le aplicó al gobierno de Macri, que triplicó la habitual.
La cuestión podría ser abordada en el marco de la próxima cumbre del G20.
El otro tema conflictivo está vinculado con los plazos de pago.
El estatuto del FMI establece diez años como tope, pero la Argentina sostiene que, pandemia mediante, debería extenderse.
Tras la elecciones de noviembre, Guzmán espera poder dedicar casi todo su esfuerzo para cerrar un acuerdo en marzo del 2022.
Ese es el plan, aunque la pandemia y su impacto sobre la economía aún cubren todo con un velo de incertidumbre.