NEUQUÉN (ED). — La inauguración del Espacio Trama que, sin lugar a dudas, marcará un antes y un después en las actividades culturales (de docencia y expresión) en San Martín de los Andes vino a confirmar, este lunes, la consolidación de un crecimiento ordenado que se extiende más allá de la carta de presentación de esta bella localidad: el turismo, por supuesto.
Las acciones mancomunadas de Provincia y Municipio -más las gestiones ante Nación- le permitieron a la aldea de montaña dar un salto de calidad al que no se le conocen demasiados precedentes. Al menos no en tan poco tiempo. Nueva escuela, nuevo hospital y proyectos -consolidados- para dotarla de una terminal acorde a su prestigio y para renovar el paseo costero del Lago Lácar, nada menos que uno de sus sellos distintivos.
Desde la triste partida de la ex intendenta Luz Sagap (MPN), gobernar la ciudad no ha sido sencillo. A Luz le siguió Cristina Frugoni (concejal que completó el mandato); luego Juan Carlos Fernández (PJ); después Brunilda Rebolledo (MPN) y, en 2019, asumió Saloniti, quien logró imprimirle otro ritmo a la gestión.
Más allá de la pericia para lograr con agilidad el financiamiento que requieren las grandes obras, es central el protagonismo que le asignó a la participación de la comunidad a la hora de resolver cuestiones sensibles y garantizar que la expansión urbana no altere el encantador paisaje natural.
En la concepción del espacio cultural al que Saloniti y el gobernador Omar Gutiérrez le cortaron las cintas este lunes, participó la comunidad artística local. Y en la decisión de renovar la costanera y mejorar la circulación vehicular y peatonal participó la sociedad en general. Esa búsqueda y construcción de consensos es la que, al mismo tiempo, ubica a Saloniti entre los emergentes de la nueva generación de dirigentes neuquinos.
Un episodio ocurrido hace dos años, en enero de 2020, pinta a las claras esto del compromiso de la sociedad hacia una gestión que le abre las puertas. Ese día una cuadrilla de operarios se encontraba limpiando las calles y hasta ahí se acercó el empresario Nicolás Crexell (hijo de Luz Sapag) quien puso a disposición del municipio máquinas que él mismo manejó.
