Albertistas sugieren desmarcarse de Cristina

(ARCHIVO) El presidente Alberto Fernández, y la vicepresidente Cristina Kirchner. Foto NA



BUENOS AIRES (NA) — La fractura expuesta que propició en el Gobierno el reciente acuerdo con el FMI generó también posturas más radicalizadas dentro ese variopinto abanico de clanes que conviven en el oficialismo, con relación a la importancia de preservar la unidad del Frente de Todos (FdT) de cara a los comicios presidenciales del año próximo.

Quedó en evidencia que el pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que tiene al vituperado ministro de Economía, Martín Guzmán, como “garante”, según sostienen los albertistas en Balcarce 50, produjo una escisión ya definitiva en el seno del FdT después de las tensiones en aumento vistas en esa coalición tras la derrota electoral de 2021.

Si en la Argentina el sistema de gobierno fuera parlamentario, el desplante del kirchnerismo en el Congreso al votar en contra un proyecto impulsado por el propio Alberto Fernández -en este caso- habría desencadenado probablemente la caída de un primer ministro, si lo hubiera, pero más allá del show político ocasionado aquí, el presidente -y Guzmán- lograron convertir en ley el acuerdo con el Fondo con ayuda de la oposición.

Y Fernández, esmerilado y devaluado como luce en medio de una encarnizada embestida por parte del cristinismo -el inequívoco núcleo duro K dentro del FdT-, se mantiene de todos modos en pie desde entonces y resiste para conservar a Guzmán como titular del Palacio de Hacienda pese a las versiones sobre cambios en el Gabinete, e incluso a las sugerencias que recibe al respecto de parte de colaboradores cercanos.

Porque así como el kirchnerismo se radicalizó aún más en las últimas semanas con motivo del acuerdo con el FMI, un sector del albertismo, en medio de las aguas turbulentas por las que navega el Gobierno, también parece haberse hartado de la convivencia forzosa, del matrimonio electoral por conveniencia que entablaron Fernández y su actual vicepresidenta en 2019, y recomienda lisa y llanamente romper -además de sostener a Guzmán-.

Esos colaboradores estrechos del presidente aguardan que el jefe de Estado tome finalmente la decisión que no quiere o no está dispuesto a adoptar, e incluso entienden que Fernández tendría que haber prescindido antes del grupo de funcionarios que responden a Cristina Kirchner, cuando éstos lo presionaron en 2021 al poner sus renuncias a disposición.

El tiro por elevación enviado por Cristina días atrás al primer mandatario cuando habló del “poder” del presidente generó un temblor adicional en Balcarce 50, donde algunos “albertistas puros” consideran -en charlas de café- que llegó el momento de desmarcarse del kirchnerismo y reconfigurar el Gabinete con dirigentes provenientes del peronismo más tradicional.

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