El salto cambiario aplicado tras las PASO no está generando una mejora en la competitividad para las exportaciones, ni una reducción en la demanda por importaciones, ni un achicamiento de la brecha cambiaria, según analistas financieros.
El Fondo Monetario Internacional pretendía imponer un salto cambiario del 100%, luego bajó sus pretensiones al 60% y finalmente aceptó un 22%, según reveló el propio ministro de Economía, Sergio Massa.
Uno de los objetivos de la devaluación era achicar la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y los paralelos. Sin embargo, el nerviosismo desatado el lunes generó lo contrario. Analistas creen que el nivel de depreciación del peso tuvo mucho menos efecto del esperado, y sólo sirvió para meterle más presión a la inflación, que se proyecta a los dos dígitos para agosto, lo que sería su mayor nivel en 21 años.
El salto del tipo de cambio oficial no derivó en una ganancia de competitividad para las exportaciones, ni una reducción en la demanda por importaciones, ni en un achicamiento de la brecha cambiaria, sino en una fuerte aceleración de la carrera nominal.
Tanto los dólares financieros como una gran cantidad de precios de la economía tuvieron ajustes prácticamente inmediatos en la misma magnitud que el salto del dólar oficial”, alertó la consultora Anker, del exsecretario de Finanzas Luis Caputo.
Especialistas explican que la mejora en la competitividad del tipo de cambio real se diluiría muy rápidamente. Entre agosto y septiembre, las consultoras económicas proyectan una inflación mensual no menor a 12%, lo que derivará en una inflación acumulada en esos dos meses de 25%.
La estrategia del Banco Central de anticipar la devaluación de los próximos 60 días “hace que la inflación se ubique en un escalón más arriba. En un contexto de incertidumbre política y poca credibilidad en la conducción actual, el congelamiento de precios y la utilización del tipo de cambio oficial como ancla nominal, no son suficientes”, advirtió la consultora Econviews, del exsecretario de Finanzas Miguel Kiguel.
Analistas económicos estiman que, de mantenerse fijo el precio del dólar oficial, el Gobierno llegará a octubre con los mismos problemas de atraso cambiario, pero con mayor inflación. Equilibra, la consultora de Martín Rapetti y Diego Bossio, consideró que “sin un plan económico detrás y con pérdida de caudal electoral del oficialismo, el salto del tipo de cambio oficial terminó convirtiéndose en un acelerador de las variables nominales”.
“En caso de que el dólar oficial se mantenga en $350 hasta octubre, el tipo de cambio real se ubicaría en los mismos niveles que en la previa de las primarias, pero con una inflación mensual superando el dígito”, indicó.