Despilfarró recursos en sueldos, camionetas y celulares. Es en partes, culpable del desfinanciamiento que padecieron áreas esenciales
NEUQUÉN (ED). — El cierre del ex ministerio de la Mujer, por parte del presidente de la Nación, Javier Milei, fue correspondido por un posteo en el que la canciller Diana Mondino expresó: “Saluden al Ministerio de Mujeres y Sandwichitos que se fue”. Se refirió, claro, a los gastos en cuestiones que nada tenían que ver con los motivos por los que fue supuestamente concebido. Aquí, en Neuquén, también hubo un ministerio de los sandwichitos que no era precisamente el de las Mujeres y que de hecho ya no es nada, porque fue eliminado por la actual administración provincial.
Respecto de Nación, Milei ya le había bajado el rango a Mujer, de ministerio a subsecretaría contra la violencia de género; y ahora dispuso su “eliminación definitiva”. Los motivos fueron los siguientes: para achicar el tamaño del Estado y eliminar los organismos politizados; y porque fue utilizado por la administración de Alberto Fernández “con fines político-partidarios, para propagar e imponer una agenda ideológica, contratar militantes, y organizar charlas y eventos”.
Señalaron, desde el gobierno de Milei, que “ninguna de sus acciones concluyó en la baja del índice del delito” y que, además, evidenciaba “superposición de funciones con distintas agencias gubernamentales”, lo que implicaba “sobre mantenimiento de edificios, estructuras y más de 800 empleados, con distintos sueldos”.
Aquí, en Neuquén, el ahora extinto ministerio de las Mujeres tampoco colmó las expectativas. Por el contrario, los femicidios y la lastimosa reacción frente a esas atrocidades acreditan la incapacidad de acción que tuvo esa cartera. Así y todo, el ministerio que más se acercó a aquello de los sandwichitos durante la gestión de Omar Gutiérrez fue el de Niñez, Adolescencia, Juventud, etc. cuya ex ministra, Sofía Sanucci, es hoy en día asesora de uno de los diputados del MPN. O, al menos, lo era hasta hace poco.
Sobraron sandwichitos para funcionarios y empleados públicos (también conversatorios y otras cuestiones más sociales que de gestión); y faltaron políticas para asegurar los derechos de los niños, que supuestamente iban a ser los destinatarios de las inversiones. Lo que hubo, a lo largo de años, fue una catarata de gastos innecesarios en sueldos, camionetas, celulares, catering, viandas y viáticos. Si esos gastos escandalosamente multimillonarios se hubiesen destinado a reforzar las partidas de Educación, Seguridad, Salud e Infraestructura hoy la realidad de la provincia sería otra. Es que todas esas urgencias le quedaron de herencia a la nueva gestión.
“Si realmente querían ayudar a los niños y adolescentes, tendrían que haber incrementado las partidas para comedores escolares y los tendrían que haber ayudado a terminar la secundaria”, reflexionó entre dolido e indignado, un veterano de la administración pública que aseguró haber padecido (desde la decepción) el costado kirchnerista de la administración de Gutiérrez. “Alguien lo convenció de que ese era el camino y así le fue”, concluyó.
Lo del ministerio de Niñez (etc.) no es broma. Es, en cierta medida, culpable del desfinanciamiento que padecieron áreas esenciales; pero como lamentablemente sucede en la Argentina, es poco probable que aquellos que lo condujeron tengan que rendir cuentas.